Orden de captura a sacerdote acusado de pederastia: «Después de abusar de mi, se levantaba a rezar»

A los 13 años, José Leonardo Araujo aspiraba a ser sacerdote y cursaba octavo grado en un colegio bajo el cuidado de las hermanas dominicas en La Azulita, Venezuela. Durante un viaje a Mérida, a tres horas de su localidad, visitó la librería San Pablo, donde conoció al que más tarde se convertiría en su agresor: el sacerdote Juan Arcadio Huerta Ibarra, orientador y promotor de vocacional, quien lo invitó a unirse a la casa de formación.

 Huerta Ibarra, originario de El Arenal, Jalisco, México, desempeñó un papel influyente como superior en la comunidad «Reina de los Apóstoles» en Mérida desde su llegada en 1997. A pesar de su carácter carismático y su posición clerical, fue acusado presuntamente de abuso sexual años después por José Leonardo, quien viajaba regularmente para participar en actividades religiosas en la casa de formación de la comunidad, el relata haber sido objeto de abusos mientras recibía obsequios y muestras de confianza por parte del sacerdote, una situación que sus padres desconocían por completo.

Durante un año, los actos de abuso sexual se repitieron cada fin de semana. Araujo reflexionó al respecto: «Me encontraba frente a la figura del sacerdote consagrado, quien ya había inculcado en mi mente la idea de que las órdenes del superior debían ser acatadas sin cuestionamientos, creyendo firmemente que aquel que obedece no comete errores».

Como resultado de esta confesión, el Tribunal de Control del Estado de Mérida emitió una orden de captura internacional contra Huerta Ibarra, y la Interpol activó una ficha roja, extendiendo su búsqueda a 195 países.

Imagen tomada de diario El País.

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