Eduardo Lora nació en San Jacinto, Bolívar y desde muy pequeño descubrió su pasión y talento hacia la música.
Desde los nueve años vive en Barranquilla, sin embargo Cartagena fue la primera ciudad que él visitó siendo un niño. “Siempre que vengo a Cartagena me unto de nostalgia, porque en esa época, al uno ser de pueblo e ir a la ciudad, tenía una experiencia extraordinaria y ese impacto en la infancia es una huella imborrable”, dijo.
En Eduardo Lora hay un universo artístico y cultural que viene de Los Montes de María, el Atlántico y Cartagena. Las vivencias en cada uno de esos lugares han influido para ser el artista que es hoy. Todo le ha servido para encontrar su propia esencia.
Aprendió a tocar guitarra solo, nadie le enseñó. Cuenta que un día estaba en su casa cantando una canción y tocando la guitarra; su papá lo escuchó y se maravilló. Tanto así que llamó a todos sus hermanos e hicieron una reunión para escuchar a Eduardo Lora.
Siendo un jovencito él veía eso como algo natural y común. No obstante, desde ahí empezaría a desarrollar su vena artística. “Mis padres eran muy necios con la música; mi papá sabía tocar el piano, el acordeón y la guitarra. Yo me enamoré de eso: de ver a mi papa”, contó.
Trayectoria
Dedicarse a la música fue difícil para Eduardo Lora, él tuvo que pasar una serie de adversidades: “Yo quería tocar el piano, pero la pobreza de mis padres me lo impidió. Era más fácil tener una casa que un piano. Además, no existían los teclados sino los pianos de cola, así que, si hubiese dinero para comprarlo, no habría ni espacio para tenerlo. Luego entré a Bellas Artes y no podía practicar, porque no tenía piano”.
Inicialmente no se le dieron las cosas. Entonces se inclinó por el acordeón “que es un teclado de pecho”, dijo.
Así fue creciendo musicalmente hasta encontrar su estilo. No está casado con un género, le gusta la salsa y el vallenato. Afirma que su estilo es “contar historias a través de las canciones”.
Durante su trayectoria ha participado en diversos festivales. Tales como el Festival Bolivarense de Acordeón, el Festival Sabanero de Acordeón, el FestiMaría e incluso en el Festival de la Leyenda Vallenata.
Con su hermano siendo la voz líder, juntos ganaron muchos de eso festivales en la categoría de canción inédita. Eduardo Lora ocasionalmente ocupaba los primeros lugares.
Actualmente Eduardo se goza los festivales pero no está en ellos. Luego de diversas participaciones el cantante decidió retirarse. “A mí me desencantaron los festivales porque eran una rosca”, dijo. Además, “cuando tú te vuelves repetitivo comienzas a matar la música. Y en los festivales comúnmente se comete el error de ser imitador de alguien más: «si ganó fulanito, vamos a ser como fulanito». Es un triunfo ficticio, porque no tiene ninguna valía ganarse un festival con el estilo de otro”.
El Legado
‘Mi música de acordeón: el legado” es el nombre del CD que acaba de lanzar. Contiene 11 canciones y es una recopilación de grandes éxitos: son sus propias versiones. “Yo busco de los grandes artistas qué es lo que me nutre y así, al final de cuentas, hacer mi propia historia”.
“Con este CD quiero que el legado de los grandes artistas se conserve. No quiero que el arte se muera”, dijo. El objetivo de Eduardo Lora es captar a un público joven que se identifique con su música.
“Con este trabajo he logrado una muy buena ejecución de algo que he querido hacer toda la vida. Lo que quiero es dejarle un poquito de lo que yo sé a las generaciones futuras”.
El álbum ya se encuentra en todas las plataformas digitales y en su canal de YouTube.
Aquí pueden escuchar Mosaico Anibal; la canción 01 del álbum: