Jeni Haynes fue abusada y torturada cuando apenas era una niña, años después decidió contar al mundo lo que le había sucedido.

Narró que fueron tantos los sufrimientos que le causaba su padre, que su única salida fue crear nuevas personalidades, a consecuencia de esto, desarrolló un trastorno de identidad disociativo, el cual la ayudó a soportar estos sucesos.

En 1974 la familia Haynes se mudo de Londres a Australia, en ese momento Jeni de cuatro años ya sufría abusos por parte de su padre, sin embargo al llegar a Sídney estos fueron peor y diarios. La mujer tiene lesiones permanentes en la vista, mandíbula, intestino, ano y coxis.

Además, contó que su padre la hacía llorar a propósito y lo disfrutaba “me escuchó rogarle que se detuviera, me escuchó llorar, vio el dolor y el terror que me estaba infligiendo, vio la sangre y el daño físico que me estaba causando. Y al día siguiente decidía hacerlo todo de nuevo”.

El padre de Jeni fue condenado a pasar 45 años en prisión a sus 74 años, según reseña de la ‘BBC’.