Por Álvaro Morales de León
Reporta el diccionario, y así se entiende en Colombia, que la vulgarización de una persona se refiere al uso procaz que esa persona le da a su vocabulario y a su comportamiento social, pero también como vulgar se conoce a todo aquel que además de ser mediocre, mal educado y de malos modales no se sabe comportar en público.
Todas las características de la vulgarización de este género musical parecen haberse acumulado en ciertos interpretes actuales y no tan actuales de la bella música vallenata declarada en noviembre de 2013 como Patrimonio Inmaterial del país por el Ministerio de Cultura, y como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2015 al que, además, por causa de estas interpretaciones vulgares se le está irrespetando por tales ejecutantes.
El vallenato no es de vulgaridades, nunca lo ha sido; a lo máximo que se había llegado había sido a la interpretación de letras con doble sentido, género del que siempre ha sido, y casi el único y mayor exponente un hijo de El Guamo, Bolívar, Dolcey Gutiérrez, con canciones como “ron pa´todo el mundo”, y otras más.
Muy lejos están estos intérpretes vulgares del vallenato, del cual hoy su máxima exponente es Ana del Castillo, de lo que han sido y fueron voces y ejemplares comportamientos como el de Calixto Ochoa, Alejandro Durán, Jorge Oñate, Beto Zabaleta, Silvio Brito, Daniel Celedón, Peter Manjarrez, Jorgito Celedón, Kaleth Morales, Iván Villazón, Rafael Orozco, Jean Carlos Centeno, y otros.
En otrora era impensable que letras del Maestro Escalona, o de Abel Antonio Vila, o del Maestro Pacho Rada, o de Leandro Díaz, Emiliano Zuleta Baquero, Fernando Meneses, Gustavo Gutiérrez o Rafael Manjarrez llegaran a ser interpretadas por estos ordinarios y chabacanos cantantes de ahora.
Otros aspectos que también han venido afectando la interpretación de la música vallenata, sobre todo, esa que se hace en vivo, en escenarios, son esas desfachatadas presentaciones con comportamientos propios de persona alicorada en exceso que dejan ver obscenos comportamientos y atuendos desarreglados y raras expresiones faciales y desgreñados que no dan para pensar nada bueno de ellos.
Finalmente, nos preguntamos, ¿Qué hace la Unesco para que se conserve y se respete el título de Patrimonio Inmaterial y Cultural de la Humanidad otorgado al género Vallenato? ¿Quién o qué entidad es la encargada de hacerlo?, son preguntas que quedan en el limbo…y sin respuesta.
El llamado es a no apoyar ni aplaudir este estilo vulgar del genero vallenato que de seguir así terminará por herirlo de muerte.