La navidad en una Cartagena que no se ve

Recién se asomaba el sol, eran las 6 de la mañana, el día 25 del mes de diciembre. Hacía un poco de frío, pero eso no impedía que las familias aún estuvieran celebrando la nochebuena en las calles del barrio Villa Grande de Indias II. Mientras la mayoría seguían su festejo y otros solo se iban a descansar, Javier Martinez se preparaba para llevar un poco de felicidad a algunos de los niños de un sector desconocido para muchos en el barrio San José de los campanos, llamado ‘Revivir’.

Javier Martinez, es un electromecánico, padre y esposo, que durante más de seis años se ha dedicado a llevar juguetes a los niños de Revivir, todos los 25 de diciembre y este no podía ser la excepción. Esta iniciativa nació de un grupo de ex-alumnos del colegio comfaliar, entre ellos Javier, donde su único objetivo era llevar alegría a la mañana de navidad de estos niños, «muchos de ellos ni siquiera tenían un carrito o un balón para jugar», afirmó Martinez.

Javier Martinez. Entrega de juguetes en Revivir // Foto: Ruby Villarreal

Eran las 6:30 de la mañana, cuando llegamos al lugar, las calles sin pavimento, la hierba que estaba al rededor de las calles improvisadas hechas por los habitantes y la música de un ‘picó’, era lo único que se veía en las calles de Revivir; de repente una voz a lo lejos se escucha con emoción: «-Javier, mijo, pensamos que este año no ibas a venir y lo pelaos todos están dormidos-«, dijo una señora que parecía conocerlo hace mucho tiempo. Poco a poco los habitantes se acercaban a ver quién era y al darse cuenta de que habían llegado los regalos, todos fueron en busca de sus hijos, sobrinos y nietos. En cuestión de minutos llegaron los niños, aún un poco dormidos, pero al ver los regalos, una sonrisa iluminó sus pequeños rostros; entre carritos, balones y muñecas, agradecían este detalle a Javier.

Niños de Revivir con sus regalos de navidad. // Foto: Ruby Villarreal

Años anteriores

«Todos los años que he venido por acá ha sido bonito, los niños son muy agradecidos y a mí me basta con verlos felices», dijo Javier, «pero el año pasado, cuando fui a llevar los regalos, habían dos familias que se estaban dando machete, así que me tocó salir corriendo después de entregar los regalos», agregó.

«En los primeros años, cuando yo le llevaba los juguetes a los niños, tuve una discusión con el presidente de la junta de acción comunal, él creía que esto que yo hago lo hago con fines políticos y no es así, se lo dejé en claro a él y a toda la comunidad que esto que hacemos es porque nos nace» expresó.

«Yo seguiré haciendo esto hasta que Dios me de vida y salud para hacerlo, porque puede que para nosotros un carrito no es nada, pero para ellos es mucho y la sonrisa de alegría me lo demuestra».

 

Niño recibiendo su regalo de navidad. // Foto: Ruby Villarreal

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