Uruguay ha estado atravesando la peor sequía desde hace 74 años, situación que por ser extraordinaria, quizá, llevó a Luis Lacalle Pou, presidente de la nación, a no tomar más amplias medidas que dejar la solución en manos de las lluvias, lluvias que alargan su camino.
El 26 de abril el gobierno uruguayo autorizó a la empresa nacional de abastecimiento de agua, OSE, que utilice la proveniente del Río de La Plata, el más ancho del mundo, lo que hace más irónica la situación; que tiene una mayor concentración de sal y cloruro, y la mezcle con la que queda en el embalse del Paso Severino. Una semana después permitió más proporción de los compuestos, que según las autoridades es “apta para el consumo humano”.
Las primeras medidas numéricas se dieron en mayo, como si se retara a la naturaleza a cumplir una jornada de trabajo, 45 días de flexibilidad en los requisitos de la calidad del agua, sin embargo; la sequedad corre con su propio tiempo. Con esto, el agua que hoy se toma en Montevideo, capital de Uruguay, puede tener el triple de sal y cloruro de lo que se entiende como potabilidad en ese país, según el gobierno.
La lista de decisiones solo crecía sin dar soluciones reales, dando cuenta de una situación que se les salía de las manos, por lo que para el 19 de junio se declaró la emergencia hídrica.
Se tomaron medidas, esta vez sí consideradas extraordinarias, como la construcción de un dique de emergencia, una represa temporal y la instalación de una tubería de 13 kilómetros para llevar agua de otro río a la planta potabilizadora.
Como si las cosas cobraran importancia solo hasta los peores momentos, salen a relucir distintos proyectos que han pasado de gobierno a gobierno y que han quedado estancados. Se habla de Casupá y Arazatí, plantas potabilizadoras que se propusieron construir, pero que la leve severidad de las sequías en los años 1990, 2000 y 2003 no les asignaba mucha premura.
El actual gobierno se inclina más hacia el Arazatí que tomaría agua del río de la plata, pero no descartan el otro proyecto. Por su parte, el gerente de OSE afirmó que “hay que hacer Arazatí cuanto antes y también hay que hacer Casupá”.
Las lluvias de los últimos días han sido una ayuda insuficiente para la crisis que atraviesan los uruguayos. Según un informe del Ministerio de Ambiente, la normalidad en la cuenca que alimenta el suministro del sur del país se podría alcanzar en diciembre, fecha que esperan que no se extienda y alejarse de la escasez total del agua.