El 6 de julio de 1986, Cartagena fue testigo de un acontecimiento histórico: la llegada del Papa Juan Pablo II, el primer pontífice en visitar la ciudad. En medio de un cálido recibimiento, el avión papal aterrizó en el aeropuerto Rafael Núñez, donde miles de personas se congregaron desde tempranas horas para presenciar el momento.
El Papa, conocido por su carisma y profundo compromiso con las comunidades más vulnerables, descendió del avión con una sonrisa serena, bendiciendo a los asistentes y marcando el inicio de una jornada que quedaría grabada en la historia de Colombia.
La visita de Juan Pablo II a Cartagena tenía un propósito claro: llevar un mensaje de reconciliación y justicia a una nación enfrentada a desafíos sociales y económicos. Cartagena, ciudad de raíces profundas y símbolo de resistencia, fue elegida estratégicamente como escenario para destacar el papel de los marginados, especialmente las comunidades afrodescendientes y los sectores más desfavorecidos. En su discurso, llamó a la unidad, la dignidad humana y la construcción de un futuro en el que prevaleciera la paz.
Uno de los momentos más memorables de su paso por la ciudad fue el recorrido en el papamóvil, el vehículo especialmente diseñado que permitió al Papa desplazarse por las calles de la ciudad amurallada. Este ícono de la visita, adaptado a las condiciones tropicales, combinó seguridad con una cercanía genuina. Desde allí, el saludó y bendijo a los miles de fieles que, emocionados, abarrotaron cada rincón de su recorrido.
El papamóvil, al igual que su mensaje, simbolizó un puente entre la Iglesia y su pueblo, dejando un legado de esperanza y unidad que perdura en la memoria colectiva
Fuente: Cartagena A Capella
Fotos a quien le corresponda.