Cada persona tiene una impredecible, pero inevitable alternancia de altos y bajos, momentos magníficos que quisiéramos eternizar y otros de dolor que posiblemente nos lleve algún tiempo superar. ¿Te has dado cuenta que todos son momentos? Claro que sí, es que la vida está compuesta de instantes que pueden estar amarrados a cualquier tipo de sentimientos.
Los seres humanos tendemos a idealizar solo los momentos de gloria sin reconocer la alternancia y aprender a vivir en ella –no con ella, sino en ella–. Hay que reconocer que somos unos “loros” cuando decimos una y otra vez que tenemos que aprender a detectar y disfrutar con intensidad cada uno de los instantes. La verdad es que lo anterior solo aplica para los momentos buenos; cuando algo no es como pretendemos, no lo sabemos manejar y todo se vuelve un caos emocional y esto conlleva a parar todos los aspectos productivos de nuestras vidas. Y aunque nos creamos los fuertes y digamos que lo sabemos manejar, mentimos. Siempre hay un pare, unos mas prolongados y notables que otros, pero los hay.
No soy terapeuta, pero me gustaría caminar contigo por un sendero que nos lleve un poco más allá, identificar algunas causas que nos ayuden a tener una “amistad” con esos momentos de frustración y/o de fracaso. Realmente no se trata de resignarnos al destino o caer en el Complejo de Prometeo. A mí me gusta mas la piedra que rueda hacia abajo por efecto de una pendiente; la piedra siempre rodará hacia delante y el punto de nuevo comienzo siempre será mejor que el punto de partida. Dicho esto, creo que la imagen de nuestra existencia se parece más a la que emblematiza el mito del ave fénix.
Según cuentan los grandes historiadores, el ave fénix es una criatura que puede renacer de sus propias cenizas después de haber estado completamente acabado, es por eso que el pájaro es asociado con la resiliencia de las personas, por la habilidad que tenemos los humanos para darle solución a las situaciones adversas que se nos presentan en la vida.
Es muy difícil decirle a una persona que se encuentra en un momento bajo de su vida que renazca como el ave fénix, no es para nada aceptable y lo primero que pensamos es: “lo dice porque no está en mis zapatos”, y cuanta razón tienen; cuando nos encontramos abrumados seguramente no hay palabras positivas que nos hagan salir del trance. Para salir de ello (Lo digo por mi experiencia) primero hay que asumir el problema; si es una perdida, vivir el duelo y luego sanarlo. Son procesos, son etapas, pero lo que sí les digo es que todo pasa, incluso cuando muere un ser querido, lo podemos superar.
Dediquémonos a vivir cada proceso de nuestras vidas con templanza, sabiendo que todo se va dando por fases, algunos lloran, otros se aíslan y está bien. Lo que puedo decir bajo mi experiencia es que lo más importante es aprender a cerrar ciclos y se logra viviendo las etapas del proceso. Si no lo hacemos y lo aceptamos de esta manera, dejaremos esos círculos abiertos que cada nueva circunstancia harán más difícil de cerrar.
«Está bien no sentirse bien, es normal, no es delito y mañana será más bonito» – Dice Karol G en su canción, y cuánta razón tiene.
Por: Maira Alejandra Martínez Castellar
@mairamartinezc