Un nacimiento histórico en Bélgica
En el zoológico Pairi Daiza, en Bélgica, ocurrió un acontecimiento que parecía imposible: el nacimiento de un polluelo de guacamayo de Spix, un ave que desapareció de su hábitat natural hace más de dos décadas. El hecho, registrado el 21 de septiembre de 2025, marca un nuevo capítulo para esta especie que durante 25 años estuvo ausente en libertad.
Con apenas 13 gramos de peso, el polluelo se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a la extinción. El ara de Spix, también conocido como guacamayo azul de Brasil, desapareció de la naturaleza en el año 2000 debido a la deforestación y al tráfico ilegal de fauna silvestre.
El milagro del huevo 101
En el Centro de Conservación de Especies de Aves Amenazadas del zoológico belga habitan actualmente 12 ejemplares de la especie. Desde su llegada, en 2018, los guacamayos habían puesto 100 huevos, pero ninguno había sido fecundado.
Fue recién en el huevo número 101 cuando la vida se abrió paso: un polluelo rompió el cascarón y sorprendió al equipo de conservación. Los cuidadores lo describen como “más precioso que el oro”. Alimentado a mano cada dos horas, el pequeño ha duplicado su peso inicial y hoy alcanza los 30 gramos, aunque su supervivencia aún depende de cuidados intensivos.
Un logro de cooperación internacional
El nacimiento no solo representa un avance biológico, sino también el resultado de años de investigación y trabajo conjunto entre instituciones de Bélgica y Brasil. El zoológico Pairi Daiza colabora con el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) y el zoológico de São Paulo para asegurar la continuidad genética del ara de Spix.
El polluelo no será exhibido al público ni reintroducido en la selva, sino que será parte del programa de cría en cautiverio, con el propósito de fortalecer la población y garantizar futuras reintroducciones.
Entre la ciencia y la esperanza
La especie alcanzó reconocimiento mundial gracias a Blu, el protagonista de la película animada Río, que contaba la historia de un guacamayo en cautiverio que soñaba con volar libre. Hoy, fuera de la ficción, un pequeño nacido en Bélgica mantiene viva esa esperanza: demostrar que la extinción no siempre es definitiva.
Este nacimiento no solo es un logro científico, sino también un recordatorio del impacto de la acción humana sobre el planeta y de la importancia de la cooperación internacional para recuperar especies perdidas.
El azul intenso del ara de Spix, que alguna vez iluminó los bosques de Brasil, hoy vuelve a brillar desde un rincón del mundo, como una luz frágil pero persistente que se niega a apagarse.











