En 1947, Cartagena fue testigo de una hazaña arquitectónica sin precedentes con la construcción del Estadio de Béisbol, conocido hoy como el Once de Noviembre. Este emblemático estadio, con una capacidad para 12.000 espectadores, se erigió en tan solo seis meses para albergar la IX Serie Mundial de Béisbol. Su rápida construcción no solo marcó un hito en la ingeniería, sino que también simbolizó un momento de modernización y avance en la arquitectura colombiana, alineado con las tendencias del Movimiento Moderno.
El estadio no solo es un ícono deportivo, sino también un testimonio de la colaboración entre talentosos arquitectos e ingenieros de la época. Edgar Burbano, Jorge Gaitán Cortés, Álvaro Ortega y Gabriel Solano, junto con el ingeniero estructural Guillermo González Zuleta, crearon una obra que refleja el compromiso con la excelencia y la innovación. Este equipo fue fundamental para transformar la visión de un moderno templo del béisbol en una realidad tangible.
Conocido popularmente como el “Templo del Béisbol Colombiano”, el Once de Noviembre no solo ha sido un escenario de grandes eventos deportivos, sino que también ha dejado una marca indeleble en la historia de Cartagena. El estadio, inicialmente destinado a llevar el nombre de Mariano Ospina Pérez en honor al presidente de la época, pronto se ganó el cariño popular con su nombre actual, en reconocimiento a su importancia y legado.
Hoy, el Estadio Once de Noviembre sigue siendo un símbolo de orgullo para Cartagena. Su historia es un ejemplo brillante de cómo la arquitectura y la ingeniería pueden unirse para crear espacios que trascienden el tiempo y continúan inspirando a nuevas generaciones.