Joe Arroyo, nacido Álvaro José Arroyo González el 1 de noviembre de 1955 en Cartagena, es considerado una de las voces más emblemáticas de América Latina y una estrella mundial de la salsa. Su legado como el gran héroe de la música folklórica colombiana perdura hasta hoy, con un estilo único e inconfundible que lo consolidó como un verdadero referente de la música caribeña y la salsa en el mundo.
Desde muy joven, Joe demostró su talento para la música, iniciándose en el coro de su colegio y desarrollando su técnica vocal de manera autodidacta, incluso cantando en las calles de Cartagena. A los 12 años, se unió al coro de la Catedral de su ciudad natal, pero su vida artística realmente despegó en los bares y locales nocturnos de Cartagena, donde comenzó a ganarse una reputación como cantante.
Su primer gran paso hacia el profesionalismo llegó en 1971, cuando se trasladó a Barranquilla y se unió a la orquesta La Protesta, donde empezó a forjar su estilo, influenciado por los grandes del género como Richie Ray y Bobby Cruz. Pero su verdadera consagración llegó cuando se unió a Fruko y sus Tesos, la banda de salsa más importante de Colombia en ese momento. Durante su tiempo con Fruko y sus Tesos , Joe grabó éxitos que marcarían la historia de la salsa, como Tania una pieza que mezclaba rock and roll con salsa, y que se convirtió en un himno del género.
A pesar de los años de gloria y de los excesos que acompañaron su carrera, Joe se separó de Fruko y sus Tesos a principios de los 80 debido a problemas internos, lo que le permitió lanzar su carrera como solista. En 1981 fundó su propia orquesta, La Verdad, y en 1986 grabó uno de sus mayores éxitos, Rebelión una canción que relataba la tragedia de la esclavitud en América Latina y que se convirtió en un himno de la música salsa, consolidando a Joe Arroyo como un ícono no solo en Colombia, sino a nivel mundial.
A lo largo de su carrera, Joe Arroyo grabó temas inolvidables como Mary, Yamulemau, En Barranquilla me quedo y Pa’l Bailador. Su estilo único, que fusionaba ritmos caribeños, africanos y salsa, dio origen al llamado Joeson, un género que sigue siendo un referente de la salsa moderna. Además, su característica «contracción de garganta» o «caballito», un sonido similar al relincho de un caballo, se convirtió en uno de los elementos más distintivos de su voz y de su música.
A pesar de los altibajos y los desafíos personales, Joe Arroyo siguió siendo una de las figuras más queridas y respetadas de la música colombiana. Su impacto en la salsa y su capacidad para fusionar géneros hicieron de él un artista irrepetible. Su legado no solo quedó en su música, sino también en la forma en que marcó un antes y un después en la escena de la salsa en Colombia.
Joe Arroyo falleció el 26 de julio de 2011 en Barranquilla a los 55 años, dejando un vacío en la música del Caribe colombiano, pero también un legado imperecedero que sigue vivo en cada una de sus canciones. Su funeral fue un homenaje masivo, con miles de seguidores que lo despidieron con admiración y cariño, recordándolo como una de las figuras más grandes de la música latina. Sin duda, el Joe será siempre un referente de la salsa y la música colombiana, un héroe del folklore contemporáneo cuya voz y estilo jamás serán olvidados.