“Esta es mi vida, mi empresa es la parcela que recuperé gracias a la Ley 1448, que nos dio el poder de ser propietarios, dueños de una empresa agropecuaria. Nosotros producimos para que las ciudades vivan. La única forma de salir adelante y que no vuelva el dolor de la guerra es darnos la oportunidad de trabajar. Por eso los campesinos pedimos que esta Ley siga y así las víctimas sigamos siendo importantes para el gobierno. Hoy en día se siente tranquilidad, paz al poder tener la mente ocupada en nuestro trabajo en el campo y no en el conflicto. Nos sentimos satisfechos y queremos continuar”. Son las palabras de Héctor Navarro, campesino de la vereda Bonito de El Carmen de Bolívar, al recibir su proyecto productivo y vivienda, resultado de una sentencia de restitución de tierras.
Durante la más reciente visita de Alcelis Coneo Barboza, Directora (E) de Restitución de Tierras en Bolívar, a predios restituidos a las víctimas del conflicto, tuvo la oportunidad de escuchar atentamente a beneficiarios de sentencias, a quienes se les han devuelto sus tierras y también se les ha dado la implementación de un proyecto productivo y una vivienda digna.
La funcionaria, en respuesta afirmó: “El fruto del trabajo de la URT se materializa en historias como la suya. La Unidad de Restitución de Tierras quiere que como don Héctor sean cada vez más los campesinos que transformen su historia de vida y la del país. Queremos que esto trascienda a todos los mandatos de gobierno, donde para construir paz, las víctimas deben ser lo primero. Hemos llegado a parecía imposible llegar. Queremos decirles a todos los colombianos que de acuerdo al testimonio de don Héctor, si es posible transformar el campo. Gracias por su confianza, seguiremos trabajando por ustedes”.
Cuando la guerra quiso dañar lo “Bonito”
En marzo de 2003, 30 familias de la vereda Bonito del municipio El Carmen de Bolívar, que trabajaban honestamente su tierra, a pesar de un contexto de violencia y miedo continuo, finalmente fueron víctimas de desplazamiento masivo, tras un fuerte enfrentamiento entre las FARC y El Ejército, teniendo que huir temiendo por sus vidas y las de sus familias.
Se desplazaron a la cabecera municipal de El Carmen de Bolívar donde sufrieron muchas necesidades económicas, laborales y sicológicas. Tuvieron que dedicarse a labores a las que no estaban acostumbrados, muchas de las familias luego se separaron tratando de sobrevivir en distintas zonas del país y las amenazas y extorciones por parte de los grupos ilegales continuaron.
Años después, las familias empezaron a retornar parcialmente a las parcelas abandonadas, en difíciles condiciones, pues no contaban con apoyo para emprender de nuevo un proyecto de vida. Su dinámica familiar, social y económica no se reconstruía.
Pero escucharon de la existencia de una Ley que como pocas les tenía en cuenta, y que más que eso se decía que había sido creada específicamente para las víctimas del conflicto. Al principio como lo narran las familias, había gran desconfianza pero persistieron en su esperanza de recuperar sus tierras, siguieron el proceso y ahora aseguran haberlo logrado.
Ganado, cerdos, carneros, cultivo de ñame, yuca, maíz, pozos para cría de cachama y mojarra, gallinas, patos y pavos, ahora son la realidad de estas familias a las que se les han restituido ya 151 hectáreas con proyecto de vivienda y una inversión de $215.288.593 en proyectos productivos, base de su reactivación económica y reconstrucción de tejido social en su vereda Bonito.