Por Andrés David Marín Pacheco
“Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento”, Voltaire.
Desde el génesis del Homo Sapiens Sapiens (en latín “hombre sabio”) y surgimiento de las civilizaciones, el uso del lenguaje le ha permitido a la raza humana avanzar rápidamente en cuanto a su proceso evolutivo y desarrollo, debido a la conexión directa con el proceso de pensamiento. Los pensamientos se vuelven palabras, imágenes y conceptos, esto a la vez en ideas y razonamientos que permiten al ser humano interactuar con los demás que se encuentran a su alrededor.
Lo anterior, indica que el lenguaje ha sido un elemento propio comunicacional del ser humano para expresar sentimientos y pensamientos de manera oral o escrita.
Ahora bien, tomando como referente el papel del lenguaje y su manifestación a través de la escritura, el hecho de redactar o escribir involucra un sinnúmero de elementos gramaticales, lingüísticos y comunicacionales, lo cual hace que se convierta en una tarea difícil o complicada, exigiendo ante todo honestidad intelectual.
Es por ello que el escritor debe ser veraz y claro en sus pensamientos y forma de expresarlos, debe ser un maestro u orientador con carácter intelectual. El escribir correctamente implica consideraciones relacionadas con el buen gusto a textos de interés, buenos modelos de redacción de escritores, las normas gramaticales y sobre todo a las reglas de la lógica filosófica, las cuales ayudan en dicho proceso a razonar correctamente para plasmar ideas claras y coherentes.
Para poder llegar al lector y llamar su atención rápidamente se requiere escribir de forma sencilla y clara, sin rodeos excesivos, teniendo objetivos plenamente establecidos, una ruta temática y disciplina en el ejercicio.
En su momento el filósofo y ensayista español, Jose Ortega y Gasset, afirmó “Escribir correctamente es una disciplina que requiere conocimientos previos, voluntad de trabajo, espontaneidad y honradez intelectual. Estas cualidades unidas a la sencillez, realzan el pensamiento y establecen nexos entre los seres humanos”.
Post scriptum: Al unir todos los elementos mencionados con anterioridad, el escribir se convierte en un arte, en una labor pedagógica, motivadora y, sobre todo, en un acto de amor por la humanidad.