La realidad de Cartagena no logra encajar con las condiciones económicas propias de la ciudad, pareciera que la rueda financiera local se dirige a un sentido diferente a su prosperidad social. Su auge económico como su zona portuaria, la industria, el turismo y su centro amurallado. No alcanza con ser el principal destino turístico de Colombia, tener unos de los principales puertos que mueven millones de dólares, su paquete empresarial único en la región y aun así padecemos la enfermedad que mata más gente en mundo: la pobreza extrema.
De acuerdo con los estudios las zonas en las que se concentran la pobreza extrema de Cartagena: los barrios ya retratados aledaños a la Ciénaga de la Virgen, la Loma de Albornoz y las faldas del cerro de La Popa. Estos lugares también es donde la mayor proporción de afrodescendientes habitan, presentan los mayores índices de violencia en la ciudad.
La corrupción social y política está colapsando a Cartagena, cada día los jóvenes pierden las ilusiones de vivir en este ecosistema caótico. Atrapada por casas políticas corrosivas que han provocado un atraso enorme en todos los sentidos. La descomposición administrativa camina por los rincones y pasillos del gobierno local. La ciudad que lo soporta todo, la burla y el robo indiscriminado de sus políticos y de plazas para entregarlas a particulares, las zonas de manglares donde construyen hoteles, el desfalco de alimentos de nuestros niños y lo peor de nuestras esperanzas
Dejemos de ser una sociedad idiotizada y emputarnos en el buen sentido de la palabra; para rescatar a nuestra Cartagena, somos capaces de derrotar la corrupción política porque sencillamente nosotros elegimos, debemos llevar a un candidato preparado, con una visión ética y moral hacia la transparencia, llegó el momento de dejar de criticar y comenzar a transformar con nuestras acciones, es el tiempo de construcción y exigir las oportunidades de nuestros jóvenes y niños luchemos juntos por un mejor futuro.
