El vapeo de marihuana por parte de jóvenes en edad escolar se duplicó entre 2013 y 2020, según un nuevo estudio, mientras que los reportes de consumo en los últimos 30 días se multiplicaron por siete en el mismo período.
El estudio, que se publicó el lunes en la revista JAMA Pediatrics, analizó 17 investigaciones realizadas en Estados Unidos y Canadá que involucraron a cerca de 200.000 adolescentes. El estudio encontró que los jóvenes en los últimos años de secundaria tenían más probabilidades de vapear marihuana en comparación con los adolescentes más jóvenes. En 2018, por ejemplo, uno de cada tres estudiantes del duodécimo grado reportó que vapeaba marihuana.
En uno de los estudios, los adolescentes también informaron que preferían vapear extractos de cannabis en lugar de las hierbas secas para obtener el efecto que deseaban del THC. El THC, o tetrahidrocannabinol, es el principal compuesto psicoactivo del cannabis, el que produce el “subidón” que que desean los consumidores.
El “subidón” de hoy es mucho más intenso que el de antes, incluso el de hace apenas una década, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés). Las variedades modernas de marihuana ultrapotente pueden contener más de un 15% de THC, en comparación con el 4% disponible en la década de 1990.
Elegir vapear aceites, extractos y resinas en lugar de hierba seca, una práctica llamada “dabbing”, es una tendencia inquietante y potencialmente peligrosa porque los extractos para vapear contienen “de 3 a 5 veces más THC que la propia planta”, señaló el NIDA.
El consumo de marihuana por parte de adolescentes, en cualquiera de sus formas, es preocupante porque la marihuana afecta el cerebro de los adolescentes de manera diferente, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
“El cerebro de los adolescentes se está desarrollando activamente y a menudo no estará completamente desarrollado hasta mediados de los 20”, dicen los CDC, y agregan que el consumo durante ese período “puede tener efectos permanentes” como una coordinación pobre y daños al aprendizaje, la memoria, las habilidades para la resolución de problemas y para prestar atención.