Por Ángel Martínez Casanova
La propaganda de la derecha sostiene que el socialismo es enemigo de la libertad individual. Pero en realidad es al revés: trabajamos para crear condiciones materiales bajo las cuales las personas puedan ser verdaderamente libres, sin los limites rígidos que el capitalismo impone a nuestras vidas.
El socialismo implica renunciar a la libertad individual la derecha se las ha arreglado para apropiarse del concepto de libertad como si le perteneciera y para usarlo como un arma en la lucha de clases contra el socialismo.
Mi respuesta es que no deberíamos abandonar la idea de que la libertad individual es una parte constitutiva de un proyecto socialista emancipatorio. La conquista de las libertades individuales es, tal como argumente en aquella ocasión, una de las metas centrales de estos proyectos emancipatorios. Pero esta conquista requiere la construcción colectiva de una sociedad en la cual todas las personas tienen la oportunidad y la posibilidad de realizar su potencial.
La libertad no significa nada para alguien que no puede alimentarse, que no puede acceder un servicio de salud adecuado, a una vivienda, al transporte, a la educación, etc. El rol del socialismo es proveer estas necesidades básicas para que la gente sea libre de hacer todo lo que desee.
El punto de llegada de una transición socialista es un mundo en el cual las capacidades y la potencia individual son liberadas completamente de los límites que les impone la necesidad y otras limitaciones sociales y políticas.
La libertad es un arma de doble filo, dado que quienes deben trabajar en una sociedad capitalista son libres en un doble sentido. Pueden vender libremente su fuerza de trabajo en el mercado a cualquiera. Pueden ofrecerla bajo los términos de un contrato negociado libremente.
Pero al mismo tiempo son “no libres” porque se han “librado” de cualquier control o acceso a los medios de producción. Por lo tanto, deben entregar su fuerza de trabajo al capital para vivir.
El resultado depende de la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo que, en algunos casos, puede volverse coercitiva y violenta.
En lugar de conceder que la derecha tiene el monopolio sobre la noción de libertad individual, debemos reclamar la idea de libertad para nuestro proyecto socialista.