Por Raúl Alfonso Aponte Segrera

El 2019 fue un año atípico en Colombia a nivel político, por primera vez en muchas ciudades y departamentos fueron electos alcaldes y gobernadores que no hacían parte de la vida política ni de las élites corruptas que han administrado al país por generaciones. Una de las grandes sorpresas fue la llegada de William Dau Chamat al Palacio de la Aduana, un abogado que por consecuencia de la violencia y constantes amenazas tuvo que dejar el país y refugiarse en Estados Unidos, donde desarrolló su vida profesional.

William se lanzó con una propuesta nueva y fuerte, la cual planteaba como pilar fundamental acabar con la corrupción y con los ‘malandrines’, tal como los llama él, que han saqueado a la ciudad por más de 50 años consecutivos. Sin embargo, esta tarea no es fácil aun siendo alcalde de la ciudad, en Cartagena existe un tipo de balanza de poder la cual se contrapesa entre 5 grandes familias: los García, los Araujo, los Curi, los Blel y los Faciolince, solo por mencionar los más reconocidos. El querer irrumpir en este equilibro formado años atrás, ha traído consecuencias que repercuten directamente en la ciudadanía, tal y como se ha observado en el manejo de la crisis de la pandemia por el COVID-19.

El alcalde Dau, en una reunión con el concejo de la ciudad por medio de la plataforma Zoom, culpó a los actuales concejales de la paupérrima situación que está viviendo la ciudad en términos de salud pública en medio de la pandemia por el COVID-19. Esto, se debe a que los concejales, quienes en su mayoría no ejercen su primer mandato en el cargo, han sido cómplices de la corrupción y del robo de recursos que debían ser destinados a la mejora del sistema de salud de la ciudad. En medio de palabras soeces y gritos terminó la sesión del concejo en la cual el alcalde ratificó que no dará su brazo a torcer en la lucha por acabar con la corrupción en la ciudad.

Los Concejales de Cartagena, quienes son la parte equilibrada en la balanza de poder, se sienten intimidados y consternados al percibir la amenaza del alcalde Dau, quien puede llegar a romper con el statu quo en que se encontraba la ciudad y del cual se beneficiaban económicamente los coadministradores de la heroica. Posterior a la discusión en la sesión del concejo, sus miembros han intentado buscar los medios legales para lograr la suspensión de Dau y poder continuar con sus acciones ilegales y desleales para con la ciudad.

Este es un caso claro de una contraposición e intento de replanteamiento de la balanza de poder en la ciudad; hecho que ha desatado acciones para contrarrestar el Poder emergente que representa Dau y su movimiento político y social en una ciudad cansada de ser foco de corrupción y que tiene como consecuencia ser considerada una de las ciudades más desiguales del territorio colombiano.

Como cartagenero que ama la ciudad y quiere ver un progreso general, le expreso al alcalde que no se rinda en su lucha por desbalancear ese equilibro de poder que ha llevado a Cartagena a estar en la peor crisis de gestión pública que se ha presentado en el corralito de piedra. De igual manera, exhorto a los demás cartageneros y cartageneras a que expresemos nuestro apoyo a un hombre que por primera vez en más de 20 años ha intentado enderezar el rumbo de una ciudad inmersa en corrupción, desigualdad y problemas de seguridad incomparables a nivel nacional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.