Por Raúl Alfonso Aponte Segrera
Esta no será la típica columna de opinión de temas políticos, económicos o de coyuntura internacional que se suele publicar. Esta, por el contrario, será una reflexión teniendo como marco de referencia lo que sucedió en el primer día sin IVA del país: una absurda y completa locura. Si bien es cierto que el poder comprar sin el impuesto sobre el valor agregado, o como se conoce entre el común IVA, es una completa ‘ganga’, debemos tener en cuenta muchos más aspectos antes de lanzarnos a la boca del lobo.
Parece que a la gente en Colombia se le olvidó por completo que, aún, seguimos en medio de una crisis de salud pública mundial como consecuencia del COVID-19, un virus que se transmite tan solo al estar cerca de una persona contagiada, a través de los fluidos nasales o bucales; por solo mencionar una de las mil maneras. Pero lo más grave, es que no se sabe con exactitud quién tiene la enfermedad, pues se presume que el 80% de los portantes son asintomáticos, es decir que no se sabe que se tiene, pero se puede transmitir. No obstante, a nuestro gran gobierno nacional, que nos representa y siempre piensa en el bienestar de todos, se le ocurrió la maravillosa idea de realizar el primer día sin IVA el 19 de junio de 2020; un día que pasará a la historia como el #CovidFriday.
Así pues, el gran festín de COVID-19 empezó en nuestra amada Polombia- una nación de y para polombianos- como era de esperarse: hecho un desastre. Establecimientos incumpliendo las medidas de bioseguridad, omitiendo los controles obligatorios estipulados por el ministerio de salud colombiano como vitales para la actividad; aglomeraciones en almacenes de cadenas, supermercados y demás establecimientos de comercio. En fin, todo salió como se había planeado.
Estamos en un punto crítico, ad-portas de llegar al famoso pico, el cual hace referencia al mayor número de casos en un día, y después del cual, debería decrecer la curva de contagio. Sin embargo, después del bochornoso y tórrido día sin IVA, podemos decir que el esfuerzo titánico de muchos compatriotas de no salir a la calle, a no ser estrictamente necesario, ha sido tirado por la borda. Esto, y espero equivocarme, traerá consecuencias gravísimas para las ciudades en las cuales se presentaron los problemas ya expuestos. La vida de miles de colombianos está en riesgo, todo por la obsesión de aprovechar una oferta que, al parecer, vale más que nuestra propia vida.
Espero con ansias que el gobierno nacional recapacite, y que, si pretende llevar a cabo los dos días sin IVA faltantes, desarrolle una estrategia de ventas y compras netamente virtual, favoreciendo a los comerciantes y protegiendo lo más importante: La Vida. Sin embargo, no solo depende de la Casa de Nariño, pues esto debe ser un esfuerzo colectivo en el cual seamos conscientes de las posibles consecuencias negativas y fatales que podrá acarrear otro #CovidFriday. No salgas a no ser estrictamente necesario, respeta las medidas de prevención estipuladas por las entidades competentes, pues, como decía mi abuelita: mijito el palo no está pa’ cucharas.