Por: Ricardo Estacio

 

“Bienvenidos al futuro”, Estas fueron las palabras del recién posesionado presidente, Cesar Gaviria Trujillo en 1990. Han pasado casi tres décadas desde la apertura económica, donde se ufanaba que mediante la liberalización de la economía se aumentarían las exportaciones, se atraería el capital extranjero y se modernizaría la economía. Hoy salen a la luz varios informes como el presentado por el Sistema de Información Alternativo (Sia).

Un ámbito a destacar en primer aspecto es la variación que sufre la balanza comercial (La balanza comercial no es más que restar las importaciones del total de exportaciones), la cual pasa de tener un superávit situado en 2551 millones de dólares en 1991, a sufrir un déficit de 6177 millones de dólares a diciembre de 2017.

Pero ante el descalabro sufrido por la balanza comercial, encontramos que dentro las exportaciones en 1991 el 50,7% hacían parte de las no tradicionales, mientras que a 2017 se reduce y solo el 38,3% de las exportaciones corresponden a las no tradicionales. En ese mismo sentido las exportaciones minero-energéticas supieron ganar participación con respecto a las no minero—energéticas, pasando de 33,6% en 1991 a 54,8% en 2017, es decir, hoy las exportaciones minero-energéticas representan más de la mitad de lo que vendemos.

A la liberalización que ya estaba causando estragos en la economía del país se le suma años después los tratados de libre comercio (TLC), quienes terminarían de profundizar las heridas causadas por la apertura económica. Así pues encontramos que la composición del PIB del país sufriría cambios profundos, reduciendo de este la participación de la agricultura, pasando de 22,3% en 1991 a un 6,3% en 2017, reduciendo también la participación de la industria manufacturera pasando de 21,1% en 1991 a representar solo el 10,9% en 2017. Por otro lado entre los sectores que más aumentaron su participación tenemos al sector financiero con un crecimiento de un 41,3% y el sector de las construcciones con un crecimiento de 248%, en el mismo periodo de tiempo (1991-2917).

Por último el informe señala la caída de la participación de los aranceles dentro del recaudo tributario, quien pasó de representar un 25% en 1990 a representar solo el 3,1% al año 2017.

Ante este panorama se suma el hecho de una economía que viene creciendo cada vez a menor ritmo. En 2017 la economía colombiana creció un 1,8%, un crecimiento que es menos de la mitad de lo que creció la economía en 1990 cuando fue del 4,2%.