Hace dos meses se diagnosticó el primer caso de coronavirus en Cartagena, después de largos días de confinamiento para la mayoría de los cartageneros, hoy se registran 634 contagios y 42 muertes, sin embargo, a pesar del tiempo que han tenido las autoridades para preparar a la ciudad, ahora, cuando, según los expertos, nos encontramos en la etapa más crítica del virus, nuestra red hospitalaria y el número de camas disponibles sigue siendo la misma que al inicio de la emergencia, de tal manera que lo más seguro es que el sistema de salud finalmente colapse ante el pico más alto.

 

Durante todo este tiempo se han ofrecido mesiánicas soluciones, como cuando se anunció la llegada de un buque hospital con dos mil camas, o cuando mediante decreto se dispuso cuáles eran clínicas y hospitales atenderían a los pacientes contagiados, o cuando se anunciaron millonarias inversiones en la infraestructura del Hospital Universitario, la pregunta que nos hacemos todos en este momento es cuánto de eso, hoy, después de dos meses es realidad?. Insisto en reconocer la capacidad y experticia de algunas de las personas que integran el equipo de asesores de la administración distrital, pero no veo que hasta el momento hayan podido influir en las decisiones que se han adoptado, mas hoy, como un duro golpe a nuestra esperanza nos enteramos de la irrevocable renuncia del Director del Dadis y del Gerente encargado de atender la emergencia, de quienes además de conocerse sus grandes competencias, se suponía eran miembros fundamentales de la tripulación de este barco. Que es lo que está pasando al interior de administración?, habrá fracturas en el equipo de gobierno? 

 

En los últimos días he escuchado de manera repetitiva que lo que ocurre es que los cartageneros somos socialmente indisciplinados, irresponsables e inconscientes, y que la gente anda saliendo a la calle a “pendejear”, que la gente se reúne a jugar dominó, a hablar en las esquinas y a tomar trago en las terrazas de las casas, entonces me pregunto, por indisciplinados hay que dejarlos morir?, quien es más irresponsable, el ciudadano que en todos los estratos no alcanza a comprender la magnitud de lo que pasa, o las autoridades que por mandato constitucional deben trabajar por proteger la vida y honra de las personas?, quien es mas inconsciente, el vendedor informal que sale a rebuscarse a la calle para solucionar su problema del día o el ordenador del gasto de la ciudad que no invierte oportunamente los recursos para contener la crisis?

 

Admiro y respeto las iniciativas de tantos ciudadanos que han invertido tiempo y dinero en recoger y distribuir alimentos para la gente que lo necesita, pero esos son pañitos de agua tibia, aquí lo importante es saber cómo se preparó la ciudad en estos dos meses, pues el aislamiento no elimina el virus tan solo contiene su propagación, cual es ahora el plan de emergencia?, que han dispuesto las autoridades para éste momento que es el más crítico de la emergencia?, vamos seguir echándole la culpa a los últimos diez alcaldes?, tengo fé, y pido a Dios que tenga piedad de nosotros, pero también me gustaría ver que nuestras autoridades nos sorprendan positivamente y socialicen el plan de acción que tuvieron tiempo para armar con lujo de detalles.

 

Hay en el mundo experiencias exitosas en el manejo de la contención del virus, por ejemplo la clave de Alemania para contener la mortalidad fue la identificación temprana de los portadores, para lo cual llegaron a realizar hasta 160.000 pruebas semanales; similar estrategia aplico un pequeño pueblo italiano llamado Vo’ Euganeo, ubicado en la Región de Véneto que instaló en la escuela de esa localidad un centro de análisis para realizar las pruebas de contagio a todos los vecinos que lo desearan, logrando tener un diagnóstico de casi todos sus habitantes. Singapur, por ejemplo, implementó un programa de rastreo de contactos que sigue la cadena del virus de una persona a otra, lo que permite identificar y aislar individuos y a sus contactos cercanos antes de que se propague. 

 

Habiendo tantos modelos de atención con buenos resultados, teniendo en cuenta que en la ciudad hay profesionales de la salud con gran experiencia y exitosos en el ejercicio de la medicina, y que además el Gobierno Nacional ha facilitado a las entidades territoriales la disponibilidad de recursos para atender la emergencia, me rehúso a pensar que por cuenta de nuestra presunta indisciplina, irresponsabilidad e inconciencia el único escenario viable para los cartageneros sea que merezcamos corear una y otra vez el estribillo de la famosa canción de Juana Emilia Herrera, el “Coroncoro” que al preguntar por sus seres queridos recibían como única respuesta: “déjalo morí”.

Por Javier Doria.

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