“Hay que hacerle creer al pueblo que el hambre, la sed y las enfermedades son culpa de nuestros opositores”, Joseph Goebbels.
Por Alvaro Morales de León
Buscar culpables no es asunto de estos tiempos, y obvio, sobra decirlo, a través de la más antiquísima historia como de la que se da cuenta en el Génesis, se confirma este modelo conductual como el que tuvo Adán al responsabilizar a Eva, la primera mujer, cuando fue requerido para que explicara su falta; y Eva, a su vez, responsabilizar a la serpiente de haberla engañado.
Entre los años 1976 y 1993, todas las acciones delincuenciales, terroristas, sicariatos, y demás que ocurrían en Colombia, casi siempre se le achacaban al capo Pablo Escobar, el jefe del Cartel de Medellín; sin que se contemplara la posibilidad que en ese violento accionar participaran en complicidad algunos miembros de las fuerzas regulares del Estado y del gobierno, y por qué no decirlo, hasta algunos de los llamados “Padres de la Patria”, esos que sesionan en el Capitolio Nacional en representación del pueblo.
El modus operandi de Escobar Gaviria, que siempre fue declarado el responsable de todas las atrocidades que en esa época se cometían a lo largo y año del país, le sirvió a otros carteles de la droga y a otros delincuentes para camuflarse y exculparse de toda la barbarie que ellos también cometían y que en esos tiempos estuvo a la orden del día en nuestra patria.
Pero también el mismo modelo conductual ha servido para que en Colombia fuerzas insurgentes como las guerrillas y el paramilitarismo, así como las bandas delincuenciales también se camuflen entre ellas terminando en señalarse o culparse mutuamente.
Aterrizando en nuestra actualidad, y con motivo del estallido social por el que pasa el país, hemos escuchado a expresidentes como Alvaro Uribe y Andrés Pastrana; y a exministros como Fernando Londoño, los que promovieron a Duque para elegirlo como presidente, despacharse contra él buscando exculparse de la responsabilidad que les cabe declarándolo culpable de todo lo que está sucediendo en las calles y lo peor, señalándolo, según ellos, de falta de autoridad.
También, el gobierno, en medio del rechazo a las enardecidas protestas callejeras y no encontrando a quien culpar, sigue empeñado en señalar como culpables a lo que ellos llaman Castro-Chavismo, también culpan y señalan al senador Petro, al presidente Putin, a la oposición de Colombia, a Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela; a Cuba, a Diosdado Cabello, a los profesores, a los jóvenes, a la disidencia de las Farc, al ELN, pero al igual que lo hicieron Adán y Eva, no reconocen sus propias responsabilidades y sus propias culpabilidades.
Escuchábamos al expresidente Pastrana, dándose bombos de haber hecho un buen gobierno, pero se olvida que en el año 1998 “nos clavó” con el gravamen del cuatro por mil para toda transacción financiera, tributo, que según él, creado temporalmente para un año, y para salvar a la Banca en dificultades, todavía después de 23 años está más vivo que nunca.
También Pastrana hija le echa flores a su padre, el expresidente Misael Pastrana, poniéndolo como una lumbrera de gobernante por haber concedido el voto a los jóvenes a partir de los 18 años, pero se olvida que fue su padre el autor del desmonte de los beneficiosos créditos hipotecarios para la compra de vivienda para transformarlo en lo que fue el asfixiante UPAC.
Y qué decir del expresidente Uribe que expropió a la clase trabajadora de muchos derechos laborales, entre ellos, la ampliación de la jornada laboral diurna eliminando el pago de horas extras, la ampliación de la edad y semanas de cotización para lograr pensionarse, etc.
¿Finalmente, quienes son los verdaderos culpables de todo lo que se expresa en las calles?