Por Rogelio Tirado
En mi búsqueda de filósofas me dispuse a estudiar a las filósofas de la Universidad Nacional de Colombia, la cual hace honor a la injusticia epistémica que crearon al frente de las demás universidades que ofertan la carrera de filosofía en Colombia, dado que creen poseer mayores herramientas epistemológicas las cuales crearon el ambiente de superioridad, cosa que más adelante explicare que no es así.
A raíz de lo anterior me presenté la idea de incluirme en algún grupo o curso para así poder reconocer sus niveles epistémicos. Navegando por internet me encontré con el Centro de Investigaciones en Lógica y Epistemología Contemporánea (CILEC), en el que me vinculé inmediatamente a algunos grupos de lecturas, debido que en su nombre se encontraban las palabras epistemología y contemporánea; las que me darían la sensación de encontrar lo que buscaba.
En la página del grupo de investigación CILEC la presentación expone: “buscan crear un espacio de intercambio académico interdisciplinario entre carreras como filosofía, lingüística y matemáticas”; palabras que reafirmaron mi hallazgo. El día que me postulé seleccioné más de 4 grupos de lectura, mas me quedé en 4; el primero es el grupo de estudio sobre Teorías del significado, inició el sábado 4 de septiembre, el cual pretendía tener la duración de una hora en la franja de 4:00 a 5:00 p.m.
La primera sección se trató sobre la importancia del nombre, dado que las intenciones del grupo de lectura son “los términos referenciales; es decir, de los términos que tienen una cierta relación especial (de referencia) con el mundo.”, como enfatizó el encargado Daniel Josué Acero Rodríguez en un cruce de correos que tuvimos; en las dos secciones siguientes tratamos las corrientes externalismo, referencialismo y descriptivismo. Particularmente en la primera sección un participante mexicano manifestó algo que a continuación voy a parafrasear: aquí no se aceptan a las neurociencias como apoyo de la filosofía; asunto que me pareció una falta de respeto con las ciencias naturales lo que manifesté en un correo.
Lo que si me llamó la atención de este grupo es la forma de cómo estudian los conceptos, al parecer no los reconocen como algo existente más allá de la naturaleza del humano; es decir, los asimilan como parte del humano y su superioridad. Tópico negacionista de la existencia autónoma de esos seres (los conceptos), trayendo consigo los problemas temporales, espaciales y contextuales; en otras palabras, no son interpretados según su naturaleza sino conforme a lo que creen en el antropocentrismo que niega existencias energéticas.
El segundo grupo se desarrolla los martes nombrado Injusticia Epistémica dirigido por Jose Leonardo González Valderrama, de 4:00 a 6:00 de la tarde, de hecho todos los que tomé tienen el mismo horario. Aquí conocí los conceptos usados en su denominación, tema que me ha gustado mucho por la relación existente con la investigación que estoy realizando; sobre las injusticias que padece una fracción de la humanidad, el loco. Este grupo de estudio leerá el libro de Miranda Friker Injusticia Epistémica en el cual se ocupa de dos tipos de injusticias epistémicas que se van a citar literalmente a continuación:
La injusticia testimonial se produce cuando los prejuicios llevan a un oyente a otorgar a las palabras de su hablante un grado de credibilidad disminuido; la injusticia hermenéutica se produce en una fase anterior, cuando una brecha en los recursos de interpretación colectivos sitúa a alguien en una desventaja injusta en lo relativo a la compresión de sus experiencias sociales.
Este grupo cuenta con integrantes de diversas áreas del conocimiento cuestión que lo hace más interesante el cual me dará herramientas epistemológicas que me ayudarán en mí investigación del maltrato al loco. Aunque en el libro de Friker no se encuentra todo lo que puede pasar en una injusticia epistémica.
Los miércoles es el turno del tercer grupo de lectura Mente y Cerebro dirigido por Juan Sebastian Novoa Toledo con la ayuda de María Clara Garavito; iniciamos el 15 de septiembre con dos neurocientíficos Llinas y Marr; en esta sección se presentaron dos posiciones radicales la no-existencia de la mente y la supuesta existencia metafísica de la mente obviamente la primera la propuso mi persona la segunda era la imperante en el grupo; en mi posición expresé lo siguiente: la valía de la existencia de las dos realidades es importante en este momento histórico, no obstante, la realidad física es la de las ciencias naturales y la realidad de la mente es la de la epistemología que crea la realidad virtual o el mundo de las Ideas; la otra posición es el paradigma que se inventó Descartes.
En la segunda sección se estudia a René Descartes, Discurso del método, quinta parte. Meditaciones metafísicas, meditación 1, 2 y 6., la correspondencia con Isabel de Bohemia. Carta de Isabel a Descartes, 16 mayo de 1643, y respuesta de Descartes a Isabel, 21 de mayo de 1643. A mi juicio se produjo una discusión no ubicada en el tiempo epistemológico, pues me pareció no existía la claridad diferenciadora del humano que presenta Descartes al humano que existe hoy, como si estuvieran en un paradigma distinto al actual.
El cuarto es el grupo de lectura de “filosofía de la ciencia las secciones son los viernes, en este tampoco han salido del humanismo–antropocéntrico, es decir están ubicados en una epistemología antropocéntrica; sin embargo, la calidad humana servicial, complaciente y abierta al conocimiento me inspira en este grupo, dirigido por Andres Felipe Arenas Torres y la profesora Daian Florez. En las tres secciones sugerí que estar en el humanismo–antropocéntrico es la epistemología pasada, visto que desde hace mucho sabemos que el humano es un animal más y la epistemología de hoy es expuesta por la tecnología, ya que la información no pueden ser procesadas por el encéfalo humano, debido a las grandes cantidades de datos.
El CILEC debe salir del antropocentrismo con el propósito de alcanzar un nuevo paradigma existencial, o sea, dejar de pensar como humano-en-su-totalidad a la hora de reconocer el mundo, asimilar las capacidades de comprensión de los otros seres y reconocer la existencia de los seres físicalizables. La salida del humanismo–antropocéntrico traerá los debates epistemológicos contemporáneos, debido que el humano hoy proyecta tener la posibilidad de no permanecer por siempre en naturaleza biológica en su totalidad pues con la ayuda de la tecnología a superado algunos límites impuestos por la Naturaleza. También, esto les traerá la facultad de crear nuevas filosofías no-metafísicas.
Con el objetivo de terminar, debo decir que solo llevamos tres semanas desde que inicie mi investigación epistemológica en este grupo de investigación en la cual busco a por lo menos una filósofa, cosa que hasta ahora no encontrado. (Tampoco nadie me a colaborado en Nequi al parecer creen que debo morir de hambre, el número es 3004466194 por si quieres ayudar a un filósofo) Además, los niveles epistémicos en relaciona a mí Universidad no son muy distintos, en ninguno de los dos han evolucionado en el uso de las tecnologías de la comunicación ergo siguen leyendo papel y tinta tecnología no imperante hoy para comunicar. Asimismo, en sus lenguajes no encuentro los conceptos que definen la realidad fáctica.
En la Universidad de Cartagena se le negó a los hijos de Cartagena entrar al debate postmoderno serio, por parte de los profesores de las humanidades; no sé que pasó en la Universidad Nacional de Colombia, lo que sí está claro es que al parecer tampoco han incluido, por lo menos en este grupo de investigación la discusión postmoderna o individual–nihilista que mostró en su expresión humana los avances científicos desde las distintas ubicaciones epistemológicas. Si no siguieron el postmodernismo poco atenderán al transhumanismo o al posthumanismo; siendo la primera la epistemología imperante de hoy, el segundo es transitorio y el tercero la epistemología venidera. En conclusión, no veo tal superioridad por parte de la Universidad Nacional de Colombia al frente de la Universidad de Cartagena, lo que sí noto es que están en la misma episteme que le hace daño a Colombia.