Por José Laguado
“Si lo podemos soñar, lo podemos crear”, decía Walt Disney. Tal vez requerimos nuevos sueños para que #LaCartagenaDelFuturo sea una realidad tangible para todos los ciudadanos; esto es, un imaginario que nos permita rescatar nuestro sentido de pertenencia, amor por la ciudad y compromiso individual para hacer que los proyectos sucedan sin esperar que otros lo hagan.
Tal es el caso de las biodiverciudades, una estrategia articuladora de actores e iniciativas que busca contribuir a la transformación de los territorios y un desarrollo basado en la sostenibilidad manteniendo una identidad propia[1]. Si miramos con profundidad este contexto descrito, también es un escenario de diálogo armónico convergente que facilita gestionar las ciudades en tiempos de crisis; es de amplio conocimiento los desafíos locales: un POT desactualizado, un PEMP que no florece, un Plan de Canales, Lagos y lagunas a medias, drenajes obsoletos y ahora nuevas mega obras del Canal del Dique para aprovechar la riqueza hídrica que nos rodea; también, la necesidad de ser una verdadera ciudad resiliente ante los retos pandémicos para convertirnos en un verdadero motor de crecimiento económico con conectividad, empleo de calidad y recursos para el desarrollo social.
Dicho de forma simple, ¿para qué sirve la idea de biodiverciudades en Cartagena? En esa visión futurista al 2030 que nos planteamos creemos que: 1) Nos permite un enfoque ecosistémico articulador de las instituciones, políticas y gobernanza alrededor de una visión unificada territorial y no de poderes políticos al momento de planificar a escala regional en el largo plazo; 2) Nos facilita adaptarnos a la gestión estratégica (no política) del cambio climático y a impulsar la economía circular; 3) Nos permite a los ciudadanos tener información clara y transparente para tomar decisiones y participar, es decir, nos permite valorarnos y conectarnos con la ciudad-región 4) Nos permite reducir las desigualdades estructurales ancestrales del territorio siendo conscientes de los efectos que ello genera en la biodiversidad; 5) Nos permite valorar nuestro capital natural y la biodiversidad comprendiendo el valor agregado que genera en la economía ¿por qué es un tema del ciudadano común? Sencillo: nuestras actividades cotidianas impactan severamente los ecosistemas al tiempo que destruimos nuestra biodiversidad sin tener claridad de su valor económico y productivo; algunos datos rápidos para ilustrar la idea son: solo el 0.3% del territorio nacional demanda más del 75% de los recursos y se estima que la bioeconomía podría generar hasta un 2% del PIB. Si, nuestra salud social se refleja en los territorios; seguimos viendo el vaso medio vacío en lugar de apropiarnos de nuestra propia transformación.
Como todo en esta ciudad, lejanos de lo que sucede para avanzar desde el futuro cercano 2030. Mientras el Gobierno Nacional invierte más de $308.000 millones en 14 proyectos de biodiverciudades en Barranquilla, Montería, Leticia, Villavicencio o Bucaramanga, y realiza alianzas colaborativas con el Foro Económico Mundial[2], curiosamente las ideas de “Biodiverciudad” y “bioeconomía” no aparecen en el Plan de Desarrollo “Salvemos Juntos a Cartagena 2020-2023”. Lo más cercano al territorio es un documento de Findeter[3] en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) llamado “Cartagena Sostenible 2033: Resiliente, Incluyente y Competitiva” donde se aborda el Programa de Ciudades Emergentes y sostenibles por la no despreciable suma de COP 7.8 billones. En este, de 24 temáticas priorizadas, solo dos (¡2!) aparecen en verde.
En este sentido, invitamos a todos a participar de la transformación incluyendo estos sueños como una apuesta para el futuro en el 2030 (0 2033, según consideren):
- Una Gerencia de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible para unificar los servicios ecosistémicos de la planificación y el ordenamiento territorial, al tiempo que se encargue de las múltiples iniciativas adaptativas para enfrentar el cambio climático. Esto implicaría dejar de ver a la Función Pública con Secretarías independientes para transformarse en Gestores Públicos incorporando a #LaCartagenaDelFuturo en un escenario global, apoyar la transformación empresarial, contribuir al mejoramiento del turismo e impulsar los mercados regionales para favorecer la seguridad alimentaria ante las cifras recientes de pobreza, hambre y desnutrición.
- Un Laboratorio de Innovación Urbana que incube soluciones disruptivas a desafíos públicos complejos incluyendo la planificación de la infraestructura y logística (¿Recuerdan el caso del puente de Las Palmas en Manga?), el recaudo de impuestos sobre el suelo y la propiedad urbana como el Predial, nuevas fuentes de financiamiento y estructuración de proyectos, el desarrollo de las industrias creativas y culturales
Cartageneros, si bien las ciudades son sistemas adaptativos complejos, nuestra columna es un llamado de atención para todos. Los temas ya están priorizados. Sabemos cuáles son los retos. Estudios hay en cantidad. Incluso, sabemos cómo hay que hacerlo. Bien lo decía el Alcalde Jaime Pumarejo en la apertura de la Reunión del BID en marzo de 2021 en Barranquilla: “hay que gobernar con conocimiento, con base en la evidencia, a pesar de la incertidumbre”. La gran pregunta que nos surge para Cartagena es, ¿para cuándo materializaremos estos sueños?
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