Por Sergio Rovira Madrid

Por mucho tiempo nos han inculcado la idea errónea de que toda revolución debería llevar armas, de que si queremos notar un cambio entonces es necesario portar un fusil en el hombro, vaya ironía que tiene la élite de este país, querer buscar “paz” promoviendo la guerra, pero con el paso del tiempo la historia nos ha demostrado que una de las mayores herramientas que ha tenido el hombre desde sus inicios es el arte, es desde la más primitiva forma que el hombre pudo adoptar que se ve la influencia que tiene el arte en nosotros, desde la creación del lenguaje hasta la manera en que podemos sin decir una palabra expresarlo todo, incluso hoy por hoy el primer encuentro con el arte lo hacemos estando muy niños, cuando mucho antes de aprender a hablar y caminar ya somos capaces de rayar paredes, papel o lo que tengamos a la mano, ese proceso creativo es lo que motiva al ser humano en general, es esa comunión con el crear lo que nos lleva a conmovernos por lo que hacemos, por eso como artista reconozco y aplaudo con el corazón hinchado todo lo realizado en las jornadas de manifestación que han tenido lugar en distintas ciudades del país, es por eso que hoy por hoy la lucha por muy fuerte e imposible que parezca, jamás perderá el norte, porque nos sentimos identificados.

A  pesar de que el arte en Colombia no sea correspondido con el valor que se merece, parece ser que es este el medio más eficaz que ha tenido esta lucha para poder visibilizar todas esas inconformidades por las cuales hemos decidido salir y tomarnos las calles, es así y lo hemos estado evidenciando día tras día pues se ha logrado por medio del arte llegar a todos los corazones de quienes han sido participes de esta protesta, se ha tocado y revuelto sentimientos  con cada calle pintada con los rostros de quienes nos han abandonado pero estaban firmes y comprometidos un cambio.

Alegre estoy de ver a mi gente tomarse estos espacios de protesta para danzar y cantar y dar su voz de aliento a quienes han perdido todo, a quienes han dejado de ser hijo o hermano o padre para convertirse en el recuerdo de todo un país que está y estará eternamente agradecido con ellos, estoy convencido que vendrán tiempos mejores, confío plenamente en el talento colombiano y en la calidad de persona que somos, porque de nada vale un buen artista con un buen mensaje si no hay un buen destinatario que lo adopte con sabiduría y pasión.

Esta lucha será nuestra y una vez más ese arte que casi nadie nota será escuchado, observado y dicho y será mediante él y la fuerza de la unión que lograremos vencer esta tiranía, por ahora hay que seguir en pie de lucha, utilizando todas las herramientas, danza, pinturas, baile, música, etc. y sobre toda mucha fuerza y perseverancia porque la lucha es larga pero no imposible y algún día a su final llegará.

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