Por: Ledys De Alba Marmolejo

En lo que respecta a la IES, se asumen las prácticas pedagógicas, hacia la formación en competencias y profesionales en formación, constituyendo un “compromiso educacional”, dando origen a un problema común para los países Latinos y el Caribe, de modo que la abstracción e investigaciones nacientes de hoy día, están orientadas hacia el otro marco  de la educación tal es: la formación de los docentes. Esta se ve afectada en los patrones de competencias que el desarrollo tecnológico y del conocimiento espera de los futuros profesores, enlazando perfectamente este pensar al de Valliant. Es así como se propusieron cambios urgentes, “cambios a nivel de contenidos y proceso de formación, en el aprendizaje práctico y en las condiciones para asegurar mejoramiento en la calidad” (Vaillant, 2002 p. 12).  Lo que implica reflexionar, sobre el modelo pedagógico y las capacidades de las personas y, que como docentes, hay que disponerse como facilitadores e innovadores de contextos  apropiados, que permitan el despliegue de prácticas pedagógicas efectivas para los procesos de formación. En otras palabras, lo que se debe lograr es un aprendizaje dialógico que fluya en distintas direcciones docente-estudiante–docente.

Las prácticas pedagógicas son las variadas acciones que el docente ejecuta para permitir el proceso de formación integral en el estudiante, el docente debe ejecutar acciones tales como: enseñar, comunicar, socializar experiencias, reflexionar desde la cotidianidad, evaluar los procesos cognitivos y aún, el relacionarse con la comunidad educativa. La práctica pedagógica se concibe como: “el eje que articula todas las actividades curriculares (Mora, R, 2012: Prácticas curriculares, cultura y Procesos de formación. Ediciones Universidad Simón Bolívar. Barranquilla) de la formación docente, de la teoría y de la práctica”, en la cual, se aplica todo tipo de acciones como organizar la clase, preparar materiales, poner a disposición de los estudiantes recursos para el aprendizaje que den respuesta a las situaciones que surgen dentro y fuera del aula. Pero también, es vista como una etapa de superación de pruebas, puesto que con las experiencias que se van adquiriendo a partir de las actuaciones realizadas como docente, se avanzará en las capacidades que tiene el docente para enfrentarse en su labor profesional.

Consecuente con lo anterior, la práctica docente implica la relación presencial y activa, entre el profesor y los alumnos, es aquel accionar que vincula a los alumnos y al profesor en un intentar ejercer los postulados teóricos, que señalan un camino dentro de esa práctica educativa. Sin embargo, la práctica docente sigue estando, en gran medida, en manos de los profesores. Mediante el poder de la práctica, los docentes desempeñan un papel fundamental en el cambio mundo que se necesita para afrontar los desafíos que se presentan en el nuevo siglo en el que vivimos.

Ahora bien, en términos generales para las IES, las prácticas pedagógicas son para los docentes todas las herramientas y estrategias que utilizan para la orientación de las clases, en donde los principales principios pedagógicos que promueven los docentes se fundamentan en el respeto, la equidad, la responsabilidad, lealtad, ética y comunicación. Esta apreciación se complementa considerando a las prácticas pedagógicas como las que deben orientarse adecuadamente, siendo pertinentes y relevantes, al proceso formativo, potencializando el desarrollo humano, permitiendo la socialización entre pares, promulgando el respeto y la igualdad, como espacios amigables de construcción colectiva, donde el que tenga la razón, no siempre sea el docente, de tal forma que signifique una realidad agradable, para el estudiante y no un espacio donde los estudiantes, se alejen o vivan en un lugar de indiferencia y exclusión, aproximándolos al fracaso escolar (Mora, R, 2010: Recreando la construcción de un currículo para la región Caribe. Ediciones Universidad Simón Bolívar. Barranquilla.).

Sin embargo, considerando las prácticas pedagógicas de las IES en Colombia, todavía se ve mucha distancia entre los docentes y estudiantes, reduciendo a estos últimos a simple receptores de información y repetidores de la misma. De acuerdo con lo anterior, la práctica pedagógica, se debe construir sobre su propia discursividad, sobre el saber pedagógico: la pedagogía, cuyo campo de aplicación, de ese discurso, es la práctica de ese saber, en la institución y por ende su impacto en la sociedad; en este sentido, la práctica pedagógica está mediada por la concepción de conocimiento, de lenguaje, del tipo de sujeto que se pretende formar, la selección del saber y los fines de la educación, que conjuntamente, apropian amplias y variadas formas de lo dicho pues en las prácticas de saber, en la enseñanza, la pedagogía produce formas de enunciación de los saberes. En este marco el docente, desde el deber ser, y orientador de los procesos pedagógicos, se consolida como una figura mediadora y formadora, que debe reflexionar sobre la práctica pedagógica, para mejorarla y fortalecerla, a partir de un profundo conocimiento disciplinar, práctico, tecnológico e investigativo, ámbitos desarrollados y dinamizados por el conocimiento pedagógico didáctico y ético, con el propósito de determinar la correlación entre el discurso que promueven las instituciones educativas y las acciones docentes realizadas dentro de las aulas.

Siguiendo con el análisis de las prácticas pedagógicas en las IES, se encuentra una similitud con el panorama real de la relación entre el actuar y pensar en docentes, mostrando una falta de congruencia entre el comportamiento del docente en el aula y su pensamiento sobre la enseñanza. Esto explica la discontinuidad entre las concepciones de los docentes sobre la enseñanza y sus prácticas a través de los dilemas que enfrentan los docentes universitarios. En este sentido, el rol del docente en las instituciones de educación superior debe estar enfocado a la formación de sujetos en todas sus dimensiones del ser humano, pues este debe tener la capacidad de hacer que el estudiante asuma de manera competente los compromisos de construcción de nueva ciudadanía y no solo la apropiación de conceptos (Mora, R, 2010: Derecho Educativo. Ediciones Universidad Simón Bolívar. Barranquilla).

Por último, vale la pena resaltar que para lograr que la práctica docente sea pertinente, es importante que el docente de hoy, asuma una actitud creativa, responsable y emprendedora, dispuesto a superar las limitaciones que el contexto le presente, generando respuestas inmediatas que promuevan en el estudiante el desarrollo del conocimiento con sentido crítico, reflexivo e interdisciplinario.

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