Al escribir sobre distintos temas de ciudad, algunas personas pueden verse afectadas, sobre todo quienes se encuentran trabajando en la rama pública y, que por tal son actores susceptibles de opinión, críticas constructivas o no, cuestionamientos, y demás expresiones que se puedan tener sobre lo que acontece.

En mi ejercicio, trato de ser muy juicioso y de servir como medio de comunicación entre la comunidad y las ramas administrativas, económicas y políticas, en ocasiones, de una manera muy válida, concienzuda y no arbitraria, basándome en asesorías y en declaraciones que personas influyentes o que representan autoridad en algún tema, expresan al respecto, puedo suscribir a mi nombre, una postura u opinión.

Mis opiniones y posturas en ningún caso representan ataques contra ninguna otra persona, ni rencillas, ni nada de manera personal a favor o en contra de nadie.

Siempre he sido un convencido de que, los asuntos laborales deben desprenderse de las situaciones personales, para tratar de hacer una labor lo más objetiva posible que sea considerada y aceptada por los lectores.

Aunque por naturaleza, los seres humanos tendemos a tener afinidades con otras personas, no significa esto, que se deba prestar la labor y el ejercicio profesional, para hacer encubrimientos o para que se defienda una posición a capa y espada aun cuando esté errada.

Por eso, creo que lo mejor que se puede hacer es opinar poco en los espacios cerrados, no mostrar inclinaciones políticas, ni afinidades con ninguna persona, y lo más importante, no ser imparcial, sino ser veraz, puesto que considero que, el trabajo hay que hacerlo con pasión, y ser imparcial puede entenderse como estar de un lado y estar del otro al mismo tiempo, que sería interpretable como a no darle espacio a uno y tampoco al otro; pero ser veraz, es no necesariamente estar de un lado, sino señalar la verdad estando inmerso o no, de acuerdo o no con ella, y sin importar las inclinaciones, afinidades o ideologías que se tengan.

Por eso, cuando en ocasiones me refiero a nombres propios de personas, no significan acusaciones, ni mucho menos alusiones personales, sino a los actos o al cargo que puedan representar dentro de la sociedad, que si estuviera encabezado por otra persona, fuera otro nombre el que apareciera.

Es importante que los actores sociales de la ciudad comprendan la situación y, que como tal muchas personas pueden estar de acuerdo o no con sus actuaciones y referirse a ellas, porque tienen el carácter de ser públicas.

 

*Por Armando Monterrosa Ruiz

 

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