zapatos viejos

Cartagena, es una ciudad que está llena de historias memorables, que si nos adentramos en ellas, encontraremos la razón de ser de muchos monumentos, que a pesar de los años y las transformaciones que ha tenido nuestra heroica, aún persisten, y siguen siendo punto de atracción para residentes y turistas (Ver: El Reloj Público volverá a dar la hora luego de cinco meses).  Uno de ellos, se encuentra representado en los emblemáticos zapatos viejos, que en un par de años cumplirán seis décadas haciendo parte de la idiosincrasia cartagenera.

Es usual pasar por el barrio pie del cerro, justo detrás del castillo San Felipe de Barajas, y toparse con varios turistas sacándose fotos con las emblemáticas botas viejas, e interesándose por la historia de esos gigantescos y brillantes zapatos.

Las botas o botas viejas, son la materialización escultural del poema de Luis Carlos López (1883-1950) “A mi ciudad nativa”,  uno de los más populares de Colombia.

A mi Ciudad Nativa
(Luis Carlos López)

Noble rincón de mis abuelos: nada
como evocar, cruzando callejuelas,
los tiempos de la cruz y la espada,
del ahumado candil y las pajuelas…

Pues ya pasó, ciudad amurallada,
tu edad de folletín… Las carabelas
se fueron para siempre de tu rada…
¡Ya no viene el aceite en botijuelas!

Fuiste heroica en los tiempos coloniales,
cuando tus hijos, águilas caudales,
no eran una caterva de vencejos.

Mas hoy, plena de rancio desaliño,
bien puedes inspirar ese cariño
que uno le tiene a sus zapatos viejos

Esta escultura fue realizada por el escultor cartagenero, Héctor Lombana Piñeres (1930-2008), la cual fue culminada en 1960, ubicada inicialmente en la calle de La Media Luna hacia el Puente Heredia, sitio donde en épocas coloniales estaba la entrada por tierra a la ciudad. Las botas estaban construidas de cemento esmaltado, las que periódicamente eran retocadas en las zonas deterioradas y luego pintadas con pintura de aceite.

Sin embargo, en el 1992, para solucionar el trazado del nuevo puente Heredia, fue necesario ordenar las vías, en consecuencia, a esto, retirar Las Botas viejas. Como estas eran de cemento se decidió demolerlas y elaborar una réplica en bronce, material más resistente y duradero al clima. Se trasladaron entonces a la parte de atrás del Castillo San Felipe de barajas, donde son más accesibles y seguras para los turistas, haciendo que ese sector cobrará vida por lo transitado y cultural que se ha convertido gracias a los zapatos viejos.

Por: María Angelica Villa

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